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martes, 22 de enero de 2019

LA PLATAFORMA

        LA PLATAFORMA
 


En la plataforma todos los días son el mismo repetido, salvo ligeras aspiraciones del personal o cierto desvíos de las mismas en su tarea principal que es la de extraer petróleo. No digo que esto sea ni mejor ni peor. A veces me imagino cómo sería la vida en un submarino pero llevo ya tres meses y no me ha ocurrido nada reseñable.
   Cuando entré esperaba escapar de la rutina. Sentirme a salvo de los tachones que entonces sentía en mi vida, como no sentirme a gusto ni con mis amigos. ¡Cuánto echo de menos a algunos, a Jorge, a Manuel y a Andrés que acaba de ser padre según me contó en su última misiva. Luego me alisté, porqué no decirlo para olvidar un amor. Por cierto que el contrato que tengo no está mal 2000 € mensuales más una salida cada cinco meses a la costas venezolanas.
   Este es mi primer acercamiento a la escritura, no pretendo hacer literatura, simplemente pasar el rato. La causa es que aquí no paro de leer. Así paso un montón de horas en mi camarote. He devorado toda la bibliografía de García Márquez, Bueno la que había en la biblioteca, Saramago y Cela que es lo que tienen por aquí. Yo he traído libros también como a Sangre fría  de Truman Capote, y uno que me dio Alfonso Dinero de Martín Amis y el Quijote el cual me estoy releyendo. Me siento como cuando el ingenioso hidalgo va a Aragón y se mofa de él la condesa Trifaldi. ¿Cómo se sentiría Alonso Quijano en una plataforma petrolífera? Es una cosa que me pregunto a menudo cuando releeó su historia.
   También me dedico a intentar acercar lazos con alguna compañera, como la rubia Cristina. Pero nada me quedó viéndola a veces sin que ella me observe, sobre todo su culo, ese pedazo de carne. Le gusta marcar, bueno no sé si le gusta. Pero el mono de trabajo le hace un pompis lindo y bello. Una vez la vi desnuda en la ducha, la espié, esto sólo lo he hecho una vez. Pero el recuerdo ha dado lugar a momentos muy íntimos, en la soledad de mi cuarto. Ya saben me refiero a pajearme y eso. Sí soy culpable de muchas cosas pero no sé si me merezco estar aquí. Yo ya no quiero ni siquiera seguir este maldito relato. En cambio si lo hago es porque es otra forma de desahogarme, más mística y patafísica que las pajas.
 Trabajo para la Texaco y las cosas no están muy bien con Venezuela. Ahora empieza mi jornada laboral. Ya les haré un resumen cuando me replanteé la idea de si escribir es buena opción para seguir adelante.
   Lo primero que hacemos antes y después de trabajar es limpiar nuestra área de trabajo. No es que sea duro, pero si costoso, bajar el lomo cuando viene el capataz para dejar bien limpio este entramado de tuberías en medio del océano.
   Cristina y yo cruzamos miradas pero nada más. Como les iba diciendo hacemos limpieza y luego con una libreta en la mano vamos recogiendo los datos de los contadores.
  Tengo un compañero  rumano de casi 40 años, algo canos y con perilla dice hablar con dios a través del espíritu santo. Se llama Mihai y no lo entiendo pero lo quiero como un hermano, tal vez él tampoco me comprenda a mí, pero sé que también me tiene ese amor fraterno.
  Mira que cuando le he dicho que estaba escribiendo un relato sobre nuestra vida en la plataforma me ha dicho. Regístralo, hermano, con lo que lees puede ser un melocotonazo de miedo.
   Ahora viendo mi pequeño camarote, mirando los días que nos quedan para las vacaciones en Venezuela hasta ya no me planteo tanto, que escribir estas líneas sea un acierto o un desatino.
  Quiero decir, estoy agobiado por el peso de la atmósfera por no encontrar entretenimiento con nada, ni con el ajedrez y las pajas,  ya sé sabe, siempre acaban igual si no con vivir y plasmarlo luego, negro sobre blanco. En esta agenda que compré en Teruel en la fiesta de los amantes cuando aún estaba con Evelia.
-         Intenta hablar con el Señor, Él te ayudará. Pide y se os dará dice el evangelio (Me ha dicho esta mañana Mihai
¡Oh Cristo!  Que te tengo presente, que espero interpretar bien tus señales y designios en este destino. Que quiero hacerlo bien pero la cago. Perdón, a veces no te tengo en cuenta, pero es por dejadez u olvido. Ahora estoy envuelto en una tristeza cenicienta y azul y me pongo en tus manos. Pero Señor que hacer si la vida es insufrible y luego al plasmarla al papel se vuelve terriblemente bella.
  Mi camarote lo comparto con Zbiewnieg un polaco que se pasa todo su tiempo libre durmiendo y que a veces le molesta que prenda la luz para ponerme a escribir. Yo por el contrario duermo poquísimo y cuando lo hago. Lo hago mal y nada de lo que ocurre aquí me parece novelable, excepto algún hecho aislado como Samuel que se puso violento con el jefe de seguridad. Por lo demás los días iguales como gotas de lluvia en esta isla artificial, alejada de la mano de Dios, en un océano Atlántico, un grano de arena, un gran vacio en mi interior. Reinan en él a la par el caos y la confusión.
Ya les iré contando dentro de dos semanas es el primer permiso.
  La espera del permiso se hace larga y tediosa, en esta nave de locos a la deriva, Ojalá salga de aquí y no volver jamás. Aún no sé como pude firmar este contrato. Hasta se me ha ocurrido preparar una oposición, para funcionario del Salud.
   En Venezuela me veré con mi hermana y ella me dará los dos tomos para intentar sacar la plaza en el aparato administrativo del gobierno venezolano. Ya tengo la doble nacionalidad. La plataforma petrolífera me la dio, nada más, pisar esta cárcel flotante. Es el tedio a veces salgó a ver la mar y  veo el inmenso vacío y la inmensidad del mar y no sé quien mira con más gusto al abismo. Si el a mí o yo a él.
  LA cuestión es que me halló sin aliento el otro día si no hubiera sido por la venida de otro operario hubiera dado fin a mi vida.
  El resto de las cosas dan igual lo importante es la salida de aquí por un mes a las costas venezolanas .
  Cuando de repente KATABOOOOOOOOOOOOM
 Un fallo en el cuarto de máquinas, hizo que toda aquella mole de cemento y tuberías se fuera al carajo. Ahora lo importante era salvar la vida. Me encontré a mi compañero muerto. La gente corría despavorida. TODOS A LOS BOTES, TODOS A LOS BOTES. La sirenas sonando.
  Ganando un bote con una ejecutiva llamada Pilar. Nos abrazamos. Esperamos la ayuda. Tardaran aun 3 horas remar, reamar y otra segunda explosión esta vez más fuerte y ver hundirse la plataforma. Pilar dice que nos quedará una gran indemnización. Yo ¡¿Ah sí?. Le pregunto si tiene marido dice no. Me planteó el declararme. Ella se anticipa me da un ardiente beso. Y a lo lejos viene la ayuda y a lo lejos el fuego en la superficie del mar

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