Vistas de página en total

martes, 22 de enero de 2019

LOS OXIDADOS (PÁRABOLA DE UNA REVOLUCIÓN)


LOS OXIDADOS
Matías Abascal Archilendi es un joven de 29 años que estaba pasando una fase creativa, ya había tenido su primer parto literario con 23 años y una replica a los 27. Con un poemario y un libro de relatos ahora lo que quería Matías es como le dijo su amigo Andrés profesionalizar su arte. Matías recogió esa voz e iba a mirar por internet concursos a casa de su amiga Marta.
   Marta era una antisistema, una voz de la rebelión, alegría y anarquía. Una tipa íntegra de las que luchan y eso a Matías le gustaba, era una segunda madre. Matías miraba allí los concursos, había de todo tipo que si relato erótico, que si Vigo histórico, que si tierra de Monegros, diario de Jaén, Blas de Otero….
  Matías se presentaba a todos los que podía, se gastaba el dinero en sellos y fotocopias o los mandaba por e- mail. La cosa es que pasaban los meses y nadie llamaba a Matías. Sus escritos eran más o menos buenos, pero su situación económica no era muy boyante, por esta razón se presentaba a los concursos. A veces después de mandarlos y prometerle a Marta parte del montante del concurso, salía a la calle y pensaba que tenía los 2.000, 3.000 ó 5.000 euros de un gran premio y con esa alegría y esa seguridad que da el dinero iba paseando por la ciudad de Granada por las cuestas del Albaicín, vagaba su ilusión.
  Tenía un gran fondo de armario literario: dos novelas acabadas y una a mitad, 6 ó 7 relatos y 3 poemarios con tantos concursos , pronto ganó uno pequeño el premio fueron 200 euros.
  Matías le regaló a Marta, que era como su segunda madre una cachimba y se sentó luego con Andrés y Arsenio a hacer proyectos y cábalas sobre el futuro y fumaron y bebieron y fueron felices pero aquí no se acaba todo.
  Le publicaron el microrrelato y hasta sacaron una pequeña reseña en el periódico local. Matías siguió presentándose a concurso. Marta y su perrito Samba estaban allí para echarle una mano, también  Jordi el titiritero al cual Archilendi le había hecho un guión para marionetas.
  Como digo ahora después de este pequeño premio quería uno grande de mínimo 3.000 euros. Se puso manos a la obra. La vida de Matías estaba enfocada al arte. Vivir para luego escribir. Todo le parecía novelable o digno de un poema.
Escribió un poemario combativo y ganó un grandísimo premio y la edición de 50 ejemplares.
Para dar ejemplo donó 1.000 euros a una organización benéfica, le dio a Marta otros mil, con los cual  fundo una célula armada. La cual llevó acabo un atentado contra un banco de Andorra, el Andbank, donde las guardaba el Puyol. El suceso nunca se resolvió e hicieron una logia del arte y la guerra. Llamándose a ellos mismos LOS OXIDADOS.
  Este movimiento poético-violento dio sus frutos con el fanzine “la herradura” boicotearon con ciertos de Enrique Iglesias y Chayanne. Llevaron títeres a los orfanatos.
  Los financiaban Matías y otros escritores , con los premios de los concursos. Eran unos revolucionarios de la poesía escrita y oral, esto es, del lenguaje del amor.
 Se colaron en los cuarteles con su magazine literario. Los jóvenes reclutas y algunos mandos liberales les mandaron poemas.
  LA siguiente editorial de la revista que fue leída en los cuarteles fue la siguiente:
PRINCIPADO Y POTESTAD
Se habla de la justicia andorrana ¡ca! Han perdió la virtud del lema de su bandera. Antonio Martín Escudero construyó la primera autopista de la Seu d’Urgell hasta Andorra la Vella fue un afiliado de la CNT que ya en su momento se quejó de los andorranos. Historicamente Andorra o Andosia comoyo la rebautizo. Fue un territorio abrupto y de difícil acceso allí murieron decenas de elefantes cuando Asdrúbal Barca la atravesó en su lucha contra Roma. De aquí proviene la palabra alfil de alefante sólo hay que leer la torre herida por el rayode nuestro mejor dramaturgo Fernando <Arrabal en el exilio francés. Allí se exiliaron Escribá de Balaguer yel fundador del CSIC José María Albareda.
Es hora de releer a Salvador Espríu y entender el genocidio es hora de reprender todo principado y potestad. Reconvertir a Andosia en un paraíso de las abejas. Es hora de prospectar arqueológicamente y descubrir la historia oculta bajo la nieve de tanto mártir sefardí, askenazí
  Los altos mandos y mandos medios del ejército, la sociedad de los oxidados y amplios sectores de la población se hicieron eco.
  Se conquisto el Principado. Matías Abascal fue el primero en entrar a caballo y su memoria honrada por salvar al gallego y al portugués, la mano obrera del Principado, sin derechos al voto.
  Promulgó leyes para la prospección arqueológica y el cultivo de las abejas en detrimento del tabaco. Se creo el primer ejecito andorrano. Arsenio, Andrés , Pablo y José fueron ministros del nuevo gobierno. Cambiaron el escudo por una herradura. Crearon varios premios de poesía y llamaron al país Nueva Andosia.
Y reinó la paz y la Justicia Social

LA PLATAFORMA

        LA PLATAFORMA
 


En la plataforma todos los días son el mismo repetido, salvo ligeras aspiraciones del personal o cierto desvíos de las mismas en su tarea principal que es la de extraer petróleo. No digo que esto sea ni mejor ni peor. A veces me imagino cómo sería la vida en un submarino pero llevo ya tres meses y no me ha ocurrido nada reseñable.
   Cuando entré esperaba escapar de la rutina. Sentirme a salvo de los tachones que entonces sentía en mi vida, como no sentirme a gusto ni con mis amigos. ¡Cuánto echo de menos a algunos, a Jorge, a Manuel y a Andrés que acaba de ser padre según me contó en su última misiva. Luego me alisté, porqué no decirlo para olvidar un amor. Por cierto que el contrato que tengo no está mal 2000 € mensuales más una salida cada cinco meses a la costas venezolanas.
   Este es mi primer acercamiento a la escritura, no pretendo hacer literatura, simplemente pasar el rato. La causa es que aquí no paro de leer. Así paso un montón de horas en mi camarote. He devorado toda la bibliografía de García Márquez, Bueno la que había en la biblioteca, Saramago y Cela que es lo que tienen por aquí. Yo he traído libros también como a Sangre fría  de Truman Capote, y uno que me dio Alfonso Dinero de Martín Amis y el Quijote el cual me estoy releyendo. Me siento como cuando el ingenioso hidalgo va a Aragón y se mofa de él la condesa Trifaldi. ¿Cómo se sentiría Alonso Quijano en una plataforma petrolífera? Es una cosa que me pregunto a menudo cuando releeó su historia.
   También me dedico a intentar acercar lazos con alguna compañera, como la rubia Cristina. Pero nada me quedó viéndola a veces sin que ella me observe, sobre todo su culo, ese pedazo de carne. Le gusta marcar, bueno no sé si le gusta. Pero el mono de trabajo le hace un pompis lindo y bello. Una vez la vi desnuda en la ducha, la espié, esto sólo lo he hecho una vez. Pero el recuerdo ha dado lugar a momentos muy íntimos, en la soledad de mi cuarto. Ya saben me refiero a pajearme y eso. Sí soy culpable de muchas cosas pero no sé si me merezco estar aquí. Yo ya no quiero ni siquiera seguir este maldito relato. En cambio si lo hago es porque es otra forma de desahogarme, más mística y patafísica que las pajas.
 Trabajo para la Texaco y las cosas no están muy bien con Venezuela. Ahora empieza mi jornada laboral. Ya les haré un resumen cuando me replanteé la idea de si escribir es buena opción para seguir adelante.
   Lo primero que hacemos antes y después de trabajar es limpiar nuestra área de trabajo. No es que sea duro, pero si costoso, bajar el lomo cuando viene el capataz para dejar bien limpio este entramado de tuberías en medio del océano.
   Cristina y yo cruzamos miradas pero nada más. Como les iba diciendo hacemos limpieza y luego con una libreta en la mano vamos recogiendo los datos de los contadores.
  Tengo un compañero  rumano de casi 40 años, algo canos y con perilla dice hablar con dios a través del espíritu santo. Se llama Mihai y no lo entiendo pero lo quiero como un hermano, tal vez él tampoco me comprenda a mí, pero sé que también me tiene ese amor fraterno.
  Mira que cuando le he dicho que estaba escribiendo un relato sobre nuestra vida en la plataforma me ha dicho. Regístralo, hermano, con lo que lees puede ser un melocotonazo de miedo.
   Ahora viendo mi pequeño camarote, mirando los días que nos quedan para las vacaciones en Venezuela hasta ya no me planteo tanto, que escribir estas líneas sea un acierto o un desatino.
  Quiero decir, estoy agobiado por el peso de la atmósfera por no encontrar entretenimiento con nada, ni con el ajedrez y las pajas,  ya sé sabe, siempre acaban igual si no con vivir y plasmarlo luego, negro sobre blanco. En esta agenda que compré en Teruel en la fiesta de los amantes cuando aún estaba con Evelia.
-         Intenta hablar con el Señor, Él te ayudará. Pide y se os dará dice el evangelio (Me ha dicho esta mañana Mihai
¡Oh Cristo!  Que te tengo presente, que espero interpretar bien tus señales y designios en este destino. Que quiero hacerlo bien pero la cago. Perdón, a veces no te tengo en cuenta, pero es por dejadez u olvido. Ahora estoy envuelto en una tristeza cenicienta y azul y me pongo en tus manos. Pero Señor que hacer si la vida es insufrible y luego al plasmarla al papel se vuelve terriblemente bella.
  Mi camarote lo comparto con Zbiewnieg un polaco que se pasa todo su tiempo libre durmiendo y que a veces le molesta que prenda la luz para ponerme a escribir. Yo por el contrario duermo poquísimo y cuando lo hago. Lo hago mal y nada de lo que ocurre aquí me parece novelable, excepto algún hecho aislado como Samuel que se puso violento con el jefe de seguridad. Por lo demás los días iguales como gotas de lluvia en esta isla artificial, alejada de la mano de Dios, en un océano Atlántico, un grano de arena, un gran vacio en mi interior. Reinan en él a la par el caos y la confusión.
Ya les iré contando dentro de dos semanas es el primer permiso.
  La espera del permiso se hace larga y tediosa, en esta nave de locos a la deriva, Ojalá salga de aquí y no volver jamás. Aún no sé como pude firmar este contrato. Hasta se me ha ocurrido preparar una oposición, para funcionario del Salud.
   En Venezuela me veré con mi hermana y ella me dará los dos tomos para intentar sacar la plaza en el aparato administrativo del gobierno venezolano. Ya tengo la doble nacionalidad. La plataforma petrolífera me la dio, nada más, pisar esta cárcel flotante. Es el tedio a veces salgó a ver la mar y  veo el inmenso vacío y la inmensidad del mar y no sé quien mira con más gusto al abismo. Si el a mí o yo a él.
  LA cuestión es que me halló sin aliento el otro día si no hubiera sido por la venida de otro operario hubiera dado fin a mi vida.
  El resto de las cosas dan igual lo importante es la salida de aquí por un mes a las costas venezolanas .
  Cuando de repente KATABOOOOOOOOOOOOM
 Un fallo en el cuarto de máquinas, hizo que toda aquella mole de cemento y tuberías se fuera al carajo. Ahora lo importante era salvar la vida. Me encontré a mi compañero muerto. La gente corría despavorida. TODOS A LOS BOTES, TODOS A LOS BOTES. La sirenas sonando.
  Ganando un bote con una ejecutiva llamada Pilar. Nos abrazamos. Esperamos la ayuda. Tardaran aun 3 horas remar, reamar y otra segunda explosión esta vez más fuerte y ver hundirse la plataforma. Pilar dice que nos quedará una gran indemnización. Yo ¡¿Ah sí?. Le pregunto si tiene marido dice no. Me planteó el declararme. Ella se anticipa me da un ardiente beso. Y a lo lejos viene la ayuda y a lo lejos el fuego en la superficie del mar

MI NOVIA ES UN ANDROIDE (RELATO DE CIENCIA FICCIÓN)

Resultado de imagen de novia androide

MI NOVIA ES UN ANDROIDE

El antro estaba casi vacío de clientela y tenías de todo tipo: del este, mulatas, caribeñas, rubias, altas, cubanas, tetonas, flacas, brasileñas, americanas, rusas, asiáticas, negras, jóvenes, maduras… un verdadero edén.
Me tome una pastilla de extásis acompañada de un zumo de melocotón y todo empezó a dar vueltas. Yo era un cowboy y esa era mi noche.
Me desplace de cadera en cadera, de seno en seno, hasta que mis manos rozaron una piel que no parecía piel. Una voz distinta no distinguible de todas las voces de todos los ecos que me garantizaban sexo y placer.
  Difícil decir como llegué allí. Era una de mis escapadas a Las Vegas cuando se vendía bien uno de mis libros iba a quemar el dinero. La ruleta, el casino. Consuelo y fracaso de todo bohemio, pero nada. Esa piel, esa voz… Me suscitaron tierna erección.
  Una de las putas me susurro
-Déjala, no es normal.                         
 Aquello suscitó más mi encendida pasión por aquel misterio de mujer.
Entable conversación con aquel prodigio de belleza e inteligencia pues conocía a todos los autores que le nombraba y citaba frases y párrafos enteros. ¿Cuánto valdría una noche con aquel ángel que terminaba versos que yo recitaba que cada contestación suya era la perífrasis de lo que yo deseaba oír?
  Todas las demás furcias se miraban pues conocían de las dadivosas propinas que dejaba. A una rusa a la que tenía encoñada y que en un tiempo hizo latir sobremanera mi corazón a la que ansiaba ver desde hace tiempo y que por hacerme el duro sólo había intercambiado un par de susurros con ella. Se puso delante de mí y me soltó la tía.
-         Es un androide. Oyes un androide
-         Aparta Olga estás loca.

Mire al barman todo daba vueltas alrededor de ella la llamada androide. Todo alrededor de ella como si fuera el centro de una espiral donde se encuentra el placer y la verdad suprema y yo, claro está, quería llegar a ella.
Me quite de en medio a Olga y me dispuse a adentrarme con mi nueva amiga, con el reflejo de mi alma hecho cuerpo de mujer antes tome un chupito de whisky. Ella no bebió, pero de alguna forma entendió el gesto de beber antes del fornicio y palpó mi erecto pene cuando, a la vez, ya estaba decidido. Ninguna mujer me hubiera leído también el pensamiento, ninguna como sólo ella lo supo hacer.
En la recepción me dieron sábanas y condones. Aunque ella tiro los profilácticos mientras subíamos las escaleras.
Entramos. Me cogió de la mano y nos sentamos. Nos besamos y sus labios eran finos, su lengua de azahar que desprendía un olor a vainilla  que termino por embriagarme pero su boca no genera saliva, aunque era húmeda y suave y tierna. Hicimos el amor, suavemente, dulcemente. La luna nos cantó el flamenco del amanecer y al pasar la hora de la cuenta inspirada por el Amor. Me dijo
-         Sal por la ventana yo me desharé del maldito proxeneta que no me dejará más revolotear con mis manos tu pelo revuelto.
Salí por la ventana, no sin complicaciones. Rompiéndome por un lateral los pantalones y mi americana se enganchó en un saliente que me desgarró la manga y me hizo caer de culo.
  Desde afuera oí la discusión con el máximo pez gordo del puticlub más lujoso de Las Vegas, Isaac Nobel. Conocía personalmente al tipejo este.
-Baltimore esto te va a salir por un ojo de la cara (pero yo no estaba allí) Maldito androide que has hecho con Baltimore puta furcia informatizada ¿dónde está?
-se ha ido (dijo)
-¿Cómo qué se ha ido?
en ese momento Nobel sacó la cabeza por la ventana y me dijo.
- Baltimore esto te costara una buena paliza. Me da igual de lo que vayas metido esta vez.
- Cállate Nobel le dije (sabía que me iba a caer una buena, pero el pedo, la situación y ella, sobretodo ella)
-Cerdo de mierda es mi hombre y yo no soy tu esclava (se oyo desde arriba y acto seguido lo cogió por el cuello y lo estranguló)
Se oían grititos.
Puta ahhhhgggg, androighhhdeghhhh, de mierdaagggggh

Yo no entendía aún lo de androide pero su chorrete no había lubricado casi nada en el coito. Se me ocurrió algo para una novela: Un niño saboreando un caramelo con forma de perro de color fucsia. No sé pregunten porque pensé esto.
  Mientras Isaac Nobel yacía muerto en el alféizar de la ventana. Le dije a la mujer que le había asesinado, con la que me había acostado hace unas horas.
-¿Cómo te llamas?
- Corre (dijo ella) y de un salto se puso a mi lado.
-Joder, ¿cómo lo has hecho?
-eso no importa. Pronto se enterarán.
- Ya, ya y Nobel es el más gordo de los peces gordos, joder, joder…. La hemos cagado pero bien.
-Lucy ¿te puedo llamar Lucy?
- Mejor llámame Lucy Kilrush. Lo de Kilrush por el pueblo. Yo que sé ¿No sé dice eso en las pelis? (dijo nerviosas) Vamos a tu coche (Me espetó a continuación)
-Sí, sí (dije yo pero al momento me entró el canguelo y dije. Bueno ¡bah! Yo no puedo conducir. Voy a quedarme aquí a que me peguen cuatro tiros. Siempre he soñado con morir en las Vegas.
-Dame las llaves conduciré yo
¿Tú?, Vale.
Nos subimos los dos. Agarró el coche lo arrancó y en un momento puso mi Ford Orión a 200. Nunca lo había puesto yo así jamás, Pronto salimos de  Las Vegas y nos dimos cuenta de que teníamos compañía. Los chicos de Nobel nos pisaban los talones, conduciendo sus Mercedes alemanes. Yo no paraba de gritar excitado por una especie de locura. La locura que te da cuando crees que se acaba todo, esa locura que les entra a los ancianos en los hospitales y les hace encomendarse a Dios. Yo rogaba a la virgen a los santos, a Buda a Visnú, mientras Lucy seguía igual. Sin un rasgo del más mínimo temor. Los disparos silbaban a derecha e izquierda y un par llegó a romper la cristalera trasera y una bala pasó rozando mi lóbulo derecho de la oreja. Por suerte no atinaron a darnos a las ruedas. El coche conducido por la misteriosa mujer a la que amaba, daba tumbos por la carretera. Así estaríamos cosa de un par de kilómetros que a mí me pareció más largo que el recorrido del transiberiano. Hasta que nos paró la policía, pobrecillos no les dio tiempo ni a darnos el alto. En cuanto salieron del coche la mafia les soltó una ráfaga que los dejó temblando, muertos, inertes, sin presente, sin futuro, ya sólo pasado. Lucy salto del coche y cogió una recortada y como Rambo en Vietnam o Aquiles en la Illiada, lo que en este caso no era la espada el arma homicida sino un subfusil de los federales. Acometió ella sola con los dos coches. Uno a uno iban saliendo. Uno a uno iban cayendo, en total fenecieron 4, el resto ¡Quién sabe cuantos serían. Por lo menos la mitad del grupo supongo yo. Me llegué a mear del susto… se fueron en los coches, el Ford Orión estaba para el arrastre.
Así que cogimos uno de sus Mercedes de alta gama que no tenía parabrisas y nos encaminamos por el desierto. La arena se me metía en los ojos y me hacía llorar. Ella ante este percance también parecía inmune y mientras yo miraba la mancha de orina en mis pantalones y pensando que tipo de mujer es ésta. Pasado ya el pedo del extasis me quedé dormido con un viento que me acariciaba los párpados y me hacía creer en el tormento pero también en la dicha y en un viaje ¿sabe Dios adónde? Sin rumbo, hacia ninguna parte.
  Cuando me despertó Lucy estábamos a unos cientos kilómetros de las Vegas, en Kidgam.  A la entrada de la pequeña ciudad  dejamos nuestro  Mercedes, pues no sería correcto ir con un coche de la mafia y sin parabrisas recorrer la ciudad. Lucy me dijo  que por casualidad, destino o azar no nos había parado la bofia. Yo resacoso, todavía me congratulé y le dije que teníamos que encontrar una tienda de coches y comprarme unos pantalones. Así fue que nos adentramos en la ciudad como pareja y tomamos unos sandwiches y unos cafés en el barrio Hispano. Ella no comió nada y se excusó por ello y me dijo que tenía tantas cosas que contarme, que me parecerían increíbles. Yo le acaricié la mejilla y la besé en los labios y le dije que me lo contara más adelante que en esos momentos lo que nos urgía era comprar un coche nuevo. Así que anduvimos un largo trecho hasta que vimos un concesionario al aire libre. Regentado por un hombre con un traje de marca, bigotes y gafas.  Nos preguntó si éramos marido y mujer y yo por echarme el pegote delante de ella, dije que sí. A lo que ella respondió. Sí soy la señora Baltimore. Compramos un vehículo con el que pasar desapercibidos aunque como tenía dinero me quedé prendido de una ranchera de segunda mano. Al final compramos un cadillac Dodge, segunda mano, y nos dirigimos rumbo a México. Ya estábamos en camino cuando Lucy paró el coche, en un punto a mucha distancia de cualquier pueblo habitado y me dijo.
-Baltimore, tengo que decirte una cosa
- Puedes llamarme Richard, que es mi nombre de pila.
- es difícil lo que pretendo contarte. No sé si lo comprenderás
- Dispara cariño, soy todo oídos para tus dulces palabras
- Bien te lo diré si así quieres. No soy humana
- Eso ya lo sabía, eres tan especial. Tendrás manías como tomar agua con el café pero tu corazón es el más humano que conozco. Mira que aventurarte conmigo en este viaje sin retorno. Eres la mujer fantástica y yo un pescador dormido que ha pescado en la tierra lo que no creía que estaría en el somnoliento río.
- No entiendes nada. Soy un androide, un robot. Me hicieron en el Japón para dar placer a los hombres una especie de muñeca hinchable y probaron conmigo toda clase de vejaciones. Hombres de ojos achinados y gafitas. Claro uno jugando a ser Dios me puso conciencia y entonces me volvieron a hacer cosas que no quería y qué no olvidaré y sufría, sufría mucho. Luego me vendieron a Nobel y luego te conocí a ti en la barra, con tu americana raída y tus pelos de loco y me enamoré y te quiero.
- ¿lo dices en serio?
- ¿El qué?
- EL que me quieres
- Sí
- Entonces da igual. Nadie es perfecto
- Ja,ja,ja (los dos)
- Esto me recuerda con faldas y a lo loco
La besé. Ahora entendía todo lo que se me había hecho incomprensible en una mujer normal. Tenía un corazón más puro y mi pecho se contentaba con amarla aunque no fuera humana. Era parte de las novelas que escribo. Y esto me dio para pensar, mientras la miraba y miraba el cielo añil, mientras la radio escupía un rockandroll. Joder, Richard, acaso no era este tu sueño, acaso no has leído a Philip K Dick, a Asimov, ,a Wells,al de farenhaith 451, por cierto no recuerdo su nombre, y a aquel otro el de Marcians Go home,  Frederick Brown. Acaso no eres feliz, antes eras feliz sin nadie a tu lado pero ahora feliz y con alguien a quien amar la vida es cojonuda. Piensa en ello. Ahora habrá que hablar más y follar menos  ¡No todo va a ser follar! A mi alma se le aplastan los versos que claman por salir. Pásale la mano por el pelo y dile que la amas. Pero antes cambia esta maldita emisora.
-         Cariño voy a cambiar de emisora que me las conozco ponen sólo un par de temas buenos de rock y luego monsergas lastimeras o literalmente mierda. Te tengo que decir que eres lo más bonito que me ha pasado en la vida.
Mientras decía esto le pasé la mano por el cabello. Ella con una mirada. Avivo más aún la llama de mi candente corazón. Dimos con una emisora en la que daban el parte meteorológico para a continuación informar, sobre el tiroteo, la muerte de los agentes y nuestra huída y poner en alerta a la población. Nos miramos un instante. Hasta entonces no teníamos destino fijo pero según el comentador. La hipótesis más plausible era que nos habíamos desplazado a Los Ángeles de donde yo soy oriundo y donde más cobertura le podría dar. Apenas hablaron de mi última novela “pasos lánguidos” y se limitaron a decir que yo era un escritorzuelo y ella un androide y que éramos altamente peligrosos.
  Se me pasó por la cabeza escribir al bueno de Alfred que era de Phoenix y tener refugio para ir a Ciudad Juárez. Pero pensé que era un bocazas y siempre le estaba
Dando a la priva. Era buena gente pero no para ésta ocasión. Seguimos por la carretera. Ahora teníamos que llevar cuidado con la gente. Una vez tuve una paranoia con que la gente me perseguía . me tuvieron que ingresar en el Hospital Universitario y ahora había que controlar la paranoia, que por otra parte, en está ocasión era real.
  ¡Cuántas veces la locura te ayuda más tarde a resolver conflictos de la vida real! Del tirón estaba claro que no íbamos a llegar vimos un pueblo, era demasiado grande, decidimos parar en Indio. Y de allí a Mexicali estábamos a un paso. Paramos, repostamos, compré el periódico en una máquina y seguimos el camino.  Le pedí después de mirar el periódico. En el que no ponía nada bueno. Estaban con las elecciones generales, noticias locales y salía también nuestras fotos y la noticia de nuestra huida. Condujo un rato Lucy, estaba ya cansado de manejar aquel trasto, que habíamos comprado, que por otra parte era la recontraputahostia, aquel cadillac dodge de segunda mano, iba como la seda.
  Pasaron doce horas eternas por la carretera, tal vez más.  Yo soñaba ya con lo ojos abiertos en ver el rostro de mexicanos bajitos, morenos, con bigote y muy simpáticos. Hasta que llegamos a la frontera. Estábamos muertos de miedo. Allí volvimos a pasar por un matrimonio de recién casados que bajaban a México de viaje de novios. Coló.
Se lo creyeron. Al otro lado de la frontera, a salvo ya. Nos desearon en español una feliz estancia en el país azteca.
  Anduvimos dos kilómetros y nos pusimos a gritar ¡VIVA! ¡HURRA! ¡LO HEMOS CONSEGUIDO!  Nos abrazamos. Pasamos de ciudad frontera y tiramos por el desierto de Altaro hasta que dimos con un pequeño pueblo que nos conquistó cerca del monte del Cerro Viejo. Allí paramos y le preguntamos a una anciana entrada en carnes y años por una casa que teníamos dólares americanos. Bueno nos presentó a su abultada prole, el menor de sus hijos frisaría lo veinte y nos enseño una casa de adobe que fue el paraíso terrenal. Yo podría escribir al día siguiente. Compraría una vieja Olivetti pero aquel día, además de la casa nos ofreció la mejor marihuana que he probado en mi vida. Fumamos, es un decir, fumé yo sólo, Lucy no podía. Y la vi como el ser más maravilloso que he visto en mi vida. Así, ilusionado, vivo, esperanzado, con el corazón palpitante, con las manos rebosantes de caricias en sus senos, llegó la no noche y nos acostamos. Entablamos gran amistad con la anciana. Le comprábamos cosas en el supermercado. Era la vida soñada. Lucy hacía tortitas y frijoles y yo escribía: poemas de amor, algún relato, y hasta cuentos para niños.  Por la noche nos amábamos con frenesí y al amanecer nos juntábamos, nos fundíamos en uno. Que resultaban ser nuestros mil yos. Me hubiera gustado tener una descendencia bíblica con ella, con Lucy. Una forma de amor que prevaleciera para siempre, por los siglos de los siglos, hasta el fin de los días, por toda la eternidad. Tal vez fuera por eso que compramos un caballo y una yegua y los emparejamos y la yegua se quedó preñada y pasaban felizmente los días. La yegua estaba a punto de parir el día que estalló todo, se me rompieron lo sueños, fue una fatídica noche de abril. Estaba encima de Lucy haciéndole el amor. Cuando me impulsó hasta el techo y me cogió del cuello… y yo.
-         Lucy, Lucy ¿Qué haces? Ya no podía respirar. Cuando volvió al momento del amor y me dijo.
-         Richard me tienen controlada. ¿te acuerdas que te lo dije? He esperado que jamás llegará este día pero hoy ha llegado. Aún tienes tiempo la señal no es muy fuerte. ¡Corre! Desactívame tengo una pequiñísima carcasa detrás de la oreja izquierda. Nunca te quise decir para que servía. Por miedo a que algún día te cansaras de mí. SI la abres podrás desconectarme. Hazlo por favor, desconéctame.
-         Pero que dices Lucy. No puedo hacer eso
-         Sí, si que puedes, si aprecias tu vida. Hazlo o seré yo quien te mate. No puedo soportar más la señal. ¡Corre!
Con lágrimas en los ojos y un profundo dolor hice lo que me pedía. En el patio daba a luz la yegua dos alegres potrillos. Yo lloré toda esa interminable noche. Pensé en el suicidio me emborraché, grité de dolor. Al día siguiente, me levanté a la cuatro de la tarde. Pensé en contarle mi pesar a la vieja anciana pero no lo entendería. Además que cuando me preguntó por ella. Yo casi balbuceando, casi llorando. Le dije que estabas mejor que nunca. Ojalá hay un cielo para los androides, pensé.
-¿Qué te pasa? Preguntó la anciana
- La alegría del parto de la yegua. Le dije yo.
   Tenía que salir de allí. Lo que antes había sido el cielo, ora se tornaba en infierno y fatigas. No podía soportar aquello. Me quedaban mil dólares, más mil quinientos que saqué de la venta de los caballos. Me fui a Uruguay, a Montevideo que es un país con mucha tradición de carreras de caballos. Les había escogido especial cariño a estos animales. Han pasado cinco años y ahora la relación humano androide es lo más normal del mundo. Por mi parte jamás he querido volver a tener una relación de este tipo. Máxime cuando ahora ya es lógico y no tiene nada de especial. La empresa creadora y distribuidora de los androides. Le ha llamado a esclavizar al género humano.
Ahora sí, es el fin.