LA LEYENDA DEL ROSO
A Francisco Javier Fernández
Por matar a una loba salvó a muchos, así es la leyenda del Roso, cuyo nombre lleva la calle de la catedral- museo de la ciudad de Tudela, porque Tudela es una ciudad, una ciudad pequeña pero una ciudad a la orilla del Ebro. Designación que le dió Carlos I
Bueno visiten la bella ciudad de Tudela, cuando puedan es maravillosa, sobre todo su yudería, donde anduvó Benjamín de Tudela (el cual viajó más que Marco Polo) y Yehúda ha Leví..
Pero volvamos a la historia de Roso que por matar a una loba salvó a muchos. Y que oí yo y recojó con alguna invención de un anciano que la relataba en la calle que lleva el nombre de Roso y que ahora en el casino tudelano me propongo a prosar.
Cuenta que hace siglos. Una loba con rabia, una loba rabiosa, cruzó el Ebro y mató a una niña de 7 años y a otro hombre. La loba causaba pavor a la pequeña ciudad de Tudela, mientras la loba rabiosa, frecuentaba las antiguas rúas de Tudela.
Así cuenta la leyenda que en la calle que se llama del Roso había una tasca y allí estaban sus compadres el tuerto y el cojo, tomándose unos buenos chatos de vino navarro. Cuando entró la maldita loba rabiosa. El llamado El Roso rompió su botellica de vino navarro y le clavó el trozo de vidrio punzante y afilado en el cuello de la rabiosa loba.
La loba renqueante dió un traspiés y quedó yerta, muerta. Después de tantas batidas en busca de la loba. Roso la mato y salvó a muchos. Lo que no se sabe a ciencia cierta si la loba le llegó a morder, la cuestión es que el Roso murió a los pocos días.
El alcalde don Fulgencio mandó contratar a una diva que se llamaba María del Bote porque llenaba de bote en bote.
El teatro de Tudela estaba de bote en bote. Por las tres víctimas de la loba que mató el Roso y por tal hecho salvó a muchos.
Pero María del Bote tenía la costumbre de lanzar unas flores a las primeras filas donde estaban sentadas las autoridades. Lo que pasa en cuestión es que la distancia entre el escenario y las primeras filas aún era considerable. Pero si no María del Bote no salía a escena, cosas de las divas.
Se lo explicaron a Don Fulgencio y decidieron llamar a unas chicas de las casitas de Venus o lupanares en latín ladino. Al entregar las flores las odaliscas se armó la de Dios es Cristo llamando a la autoridades por su nombre delante de sus mujeres se armó un pifostio de padre y muy señor mío las mujeres de las autoridades a los pelos con las meretrices y sus maridos.
Y así de esta forma tan cómica acaba la historia de Roso que por matar a una loba salvo a muchos
Tudela 16/2/2020-Zaragoza 6/3/2021
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